El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar celebra hoy los diez años desde su inauguración como la muestra más representativa de la cultura prehispánica de Gran Canaria y del arte rupestre del Archipiélago. Más allá de este hecho, el espacio supone una ventana abierta al pasado insular gracias a una permanente labor de investigación y difusión propia de un centro de referencia de ámbito nacional en el campo de la arqueología.
El acto oficial de conmemoración del décimo aniversario encabezado por presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, supone sobre todo la celebración de un espacio vivo que permite que la sociedad grancanaria se asome a la profundidad de su rico pasado en un yacimiento que custodia la huella dejada en este lugar por los aborígenes entre los siglos VI y XVI.
“Nunca en las Islas Canarias se ha apostado tanto por un espacio de estas características. No se conoce ninguna dotación similar en Canarias, ni tantas ilusiones vertidas como en este yacimiento por tantísima gente”, exclamó Morales, que recibió del director autonómico de Patrimonio Cultural, Miguel Ángel Clavijo, la garantía de apoyo del Ejecutivo. “Que no quepa la menor duda de que el Gobierno irá de la mano” del Cabildo en el respaldo a este conjunto, apostilló.
El pulso del conjunto arqueológico, su poblado con la Cueva como su gran joya, se percibe claramente en la marea de visitantes que este recinto gestionado por el Cabildo de Gran Canaria ha recibido en esta década, cerca de 550.000 personas, un dato para celebrar porque demuestra el creciente interés que despierta el pasado insular, su importancia como ‘espejo’ para los habitantes de la Isla y su atractivo turístico.
Más de 148.000 de esas visitas correspondieron a sesiones para centros educativos, sociales y culturales, lo que remarca la función del centro como vehículo para el conocimiento y la difusión del legado prehispánico de Gran Canaria, un legado que es el orgullo de los galdenses, un sueño hecho realidad, manifestó su alcalde, Teodoro Sosa, quien participó en el acto junto al consejero insular de Cultura, Carlos Ruíz, solo el último de una larga lista de responsables insulares a los que el presidente reconoció su labor.