El próximo 11 de octubre, el vecino de Gáldar Isidro Vera Suárez cumple cien años, y el Ayuntamiento de Gáldar a través de la concejalía del Mayor le brindó este martes un cariñoso y emotivo reconocimiento en el club de la Tercera Edad. El alcalde de la ciudad, Teodoro Sosa Monzón, le hizo entrega de una placa que recuerda esta conmemoración, un homenaje en vida, y le transmitió el orgullo de contar con un galdense que ha vivido un siglo de acontecimientos y que a punto de cumplir los cien años pueda disfrutar de tan buen estado de salud junto a su familia.
Rodeado de sus primos y sobrinos, de vecinos y de personas del municipio que no quisieron faltar a este homenaje en el Club de la Tercera Edad de Gáldar, del que fue socio y secretario accidental, Isidro Vera Suárez agradeció con su voz templada tantas muestras de cariño. Las primeras las del presidente del Club, Manuel Aguiar en nombre de esta entidad. Seguidamente las palabras de felicitación y de sumo orgullo que le dirigió el concejal del área, Sinforiano Rodríguez y cerrando el acto las del alcalde de la ciudad, quien destacó aspectos de la vida del homenajeado y del apego a su Gáldar.
Fue un 11 de octubre de 1915 cuando en la calle Dutidana del casco de Gáldar nacía el sexto hijo del matrimonio formado por Isidro Vera Rodríguez y Andrea Suárez Vega.
La partida de su padre, cuando apenas tenía dos años, a La Habana en Cuba, en busca de mejor sustento a la familia, marcaría su infancia y adolescencia, dejando los estudios primarios para trabajar desde joven y ayudar en todo lo que pudo a su madre. Aprendió el oficio de carpintero y aún conserva sus máquinas en un garaje de su antigua vivienda.
En muy buenas condiciones físicas y mentales, Isidro Vera es un gran conversador y presume de tener muy buena memoria.
Muy creyente, cada domingo acude a Misa y da pequeños paseos cerca de su actual vivienda en Lomo III desde donde ve el mar y recuerda sus baños en El Agujero.
Viudo desde hace unos años de Josefita Ramos Pérez y sin hijos, recibe la visita diaria de su sobrina Emma y su prima Liduvina, además cuenta con el cariño de sus sobrinos Pili, Olga, Lolina y Carmelo.
Será el día 11 cuando llegue ese momento especial de llegar al siglo de vida, una dicha que cree tener por haber sido buena persona y, sobre todo, por no haber hecho daño a nadie que es el consejo que da para vivir tantos años.
Rodeado de sus primos y sobrinos, de vecinos y de personas del municipio que no quisieron faltar a este homenaje en el Club de la Tercera Edad de Gáldar, del que fue socio y secretario accidental, Isidro Vera Suárez agradeció con su voz templada tantas muestras de cariño. Las primeras las del presidente del Club, Manuel Aguiar en nombre de esta entidad. Seguidamente las palabras de felicitación y de sumo orgullo que le dirigió el concejal del área, Sinforiano Rodríguez y cerrando el acto las del alcalde de la ciudad, quien destacó aspectos de la vida del homenajeado y del apego a su Gáldar.
Fue un 11 de octubre de 1915 cuando en la calle Dutidana del casco de Gáldar nacía el sexto hijo del matrimonio formado por Isidro Vera Rodríguez y Andrea Suárez Vega.
La partida de su padre, cuando apenas tenía dos años, a La Habana en Cuba, en busca de mejor sustento a la familia, marcaría su infancia y adolescencia, dejando los estudios primarios para trabajar desde joven y ayudar en todo lo que pudo a su madre. Aprendió el oficio de carpintero y aún conserva sus máquinas en un garaje de su antigua vivienda.
En muy buenas condiciones físicas y mentales, Isidro Vera es un gran conversador y presume de tener muy buena memoria.
Muy creyente, cada domingo acude a Misa y da pequeños paseos cerca de su actual vivienda en Lomo III desde donde ve el mar y recuerda sus baños en El Agujero.
Viudo desde hace unos años de Josefita Ramos Pérez y sin hijos, recibe la visita diaria de su sobrina Emma y su prima Liduvina, además cuenta con el cariño de sus sobrinos Pili, Olga, Lolina y Carmelo.
Será el día 11 cuando llegue ese momento especial de llegar al siglo de vida, una dicha que cree tener por haber sido buena persona y, sobre todo, por no haber hecho daño a nadie que es el consejo que da para vivir tantos años.